lunes, 9 de marzo de 2009

Antisemitismo

Soldado alemán vigilando una tienda judía


El antisemitismo es un término que hace referencia al prejuicio o la hostilidad abierta hacia los judíos como grupo generalizado. Suele manifestarse en una combinación de prejuicios de tipo religiosos, raciales, culturales y étnicos. Aunque la etimología del término podría dar a entender que se trate de un prejuicio contra los pueblos semitas en general, el término se usa en forma exclusiva para referirse a la hostilidad contra los judíos.

El antisemitismo puede manifestarse de muchas formas, desde formas de odio o discriminación individuales, ataques de grupos nucleados con dicho propósito, o incluso violencia policial o estatal.

El odio a los judíos está documentado desde los orígenes del cristianismo y hay hipótesis que lo sitúan ya en la época helenística. Sin embargo, el nacimiento del antisemitismo como corriente de pensamiento moderna está ligado a la eclosión de los nacionalismos en el siglo XIX europeo, que tuvieron como bandera común la idea "un pueblo, un estado" y que está en el origen del concepto de Estado-nación. Al calor de esa idea se formaron diversos estados europeos, surgidos del desmembramiento de los imperios o bien a través de la unificación de estados con similar cultura y lengua (como Italia y Alemania).

El término antisemitismo fue acuñado en 1879 por el periodista Wilhelm Marr en su libro, utilizándolo por primera vez en un panfleto antisemita que exhortaba a la hostilidad contra los judíos desprovisto de toda connotación religiosa. El panfleto de Marr, publicado en Berna, tuvo mucho éxito y fundaría unos meses después la Liga de los antisemitas.

Paralelamente a ese desarrollo nacionalista, y atravesándolo, evolucionó el moderno antisemitismo, que consideraba a los judíos como pueblo apátrida, ajenos al cuerpo de la nación y enemigos potenciales de ésta. El antisemitismo moderno no tiene connotaciones religiosas, al contrario que la tradicional judeofobia.

El filósofo israelí Gustavo Perednik ha insistido en su obra en que el término "antisemitismo" es equívoco y debería ser reemplazado por el más apropiado de "judeofobia", acuñado por León Pinsker en 1882.

Las obras antisemitas más difundidas son Los Protocolos de los Sabios de Sión (Rusia, 1905) y Mi lucha (de Adolf Hitler), que proponía una solución final al problema judío, la cual llevó al Holocausto que tuvo lugar en la Alemania Nazi cuando Hitler llegó al poder.

El antisemitismo ha adoptado formas diversas a lo largo del tiempo, muchas veces incongruentes entre sí:

El escritor Ernesto Sábato expresó: «el judío es banquero y bolchevique, avaro y dispendioso, limitado a su gueto y metido en todas partes. [...] La judeofobia es de tal naturaleza que se alimenta de cualquier manera. El judío está en una situación tal que cualquier cosa que haga o diga servirá para avivar el resentimiento infundado.»

Los especialistas suelen distinguir tres épocas claramente diferenciables en la historia del antisemitismo, que ha dado lugar a tres tipos de naturaleza bien distinta:

- Antisemitismo religioso: el cristianismo, que comenzó como movimiento dentro del judaísmo, demonizó al judío a través de toda clase de libelos y fomentó durante siglos el odio anti-judío por toda Europa. Además de la hostilidad religiosa, se produjeron las conversiones a la fuerza, que dieron lugar al fenómeno del marranismo. Las persecuciones normalmente tuvieron carácter local. Muchos judíos expulsados se instalaron en tierras del Islam, donde corrieron distinta suerte según lugares y épocas, desde la tolerancia legal como grupo social inferior hasta eventuales persecuciones y matanzas, pero en general no sufrieron el acoso al que se vieron sometidos sus correligionarios europeos, ni se les obligó de forma directa a convertirse a la fe musulmana (aunque hay documentadas conversiones forzosas), si bien la situación de inferioridad y de indefensión eran una invitación a convertirse al Islam.

- Antisemitismo racial: A finales del siglo XIX, cuando los prejuicios religiosos comienzan a quedar desacreditados gracias al liberalismo y a las ideas de la Ilustración, surge en Alemania y después en Francia una nueva fase del antisemitismo –el antisemitismo por antonomasia–, esta vez vinculado a la noción de raza y a la construcción de las naciones, sin connotaciones religiosas, sino nacionalistas y racistas, y circunscrito principalmente a Europa. Tuvo su máxima expresión durante el nazismo. Antisemitismo ideológico (también conocido como «nuevo antisemitismo»): Tras conocerse el Holocausto y después del Concilio Vaticano II, el antisemitismo tradicional, basado en la raza o en la religión, prácticamente había desaparecido. Según algunos autores, surge entonces un nuevo antisemitismo[1], que esta vez estaría asociado a la nueva izquierda postsesentayochista y al mundo islámico, y se centra en la legitimidad del Estado de Israel y del conflicto territorial en Oriente Medio. A juicio de los autores que propugnan el concepto, este nuevo antisemitismo «demoniza» el sionismo (al convertirlo en sinónimo de «colonialismo», «imperialismo», «supremacismo» y «racismo») y a «Israel» (como abstracción que encarna nuevamente el mal absoluto, el «judaísmo mundial» y lo «eterno judío»). Aunque no todo el antisionismo es antisemita, este concepto ha servido como refugio de un nuevo antisemitismo. Véase también: Neoantisemitismo y Negacionismo

Vivian Malone Jones

Vivian Malone Jones


Vivian Juanita Malone Jones. (Mobile, 15 de julio de 1942 - Atlanta, 13 de octubre de 2005) era una destacada activista en pro de los derechos civiles estadounidense.

Ganó fama por ser una de los dos primeros afroamericanos que se matricularon el 12 de junio de 1963 en la Universidad de Alabama, gracias a la sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de 1956, que condenaba el segregacionismo y otorgaba plenos derechos a los afroamericanos para cursar estudios universitarios. Vivian se presentó en la Universidad en contra de la voluntad del Gobernador del Estado, George Wallace, que la esperó en la entrada cumpliendo su compromiso con la comunidad de oponerse a la educación mixta entre blancos y negros.

Cuando llegó la Guardia Nacional cuatro horas y media más tarde y tras un discurso racista de Wallace, éste se retiró y los dos estudiantes, Vivian y James Hood, pudieron entrar. Vivian acudía a clase escoltada por policías y durante su estancia se cometieron diversos actos de protesta, incluyendo tres bombas caseras en diferentes puntos del recinto. Finalizó los estudios de empresariales el 30 de mayo de 1965, siendo la primera mujer de raza negra en obtener un título universitario en Estados Unidos. Posteriormente trabajó en el Departamento de Justicia, en la Agencia de Protección del Medio Ambiente y como corredora de seguros.

En 1996, Wallace le pidió perdón públicamente en un acto. En el año 2000 la Universidad donde cursó estudios le concedió el Doctorado en Letras. Con ocasión de este acto realizó su entrevista más larga para un medio de comunicación en la que afirmó que se sentía "como una mujer privilegiada que ha tenido el honor y ha representado a todos aquellos que luchaban por causas justas".

martes, 3 de marzo de 2009

Ku Klux Klan (KKK)

Miembros del Ku Klux Klan
Ku Klux Klan (KKK) es el nombre que han adoptado varias organizaciones en los Estados Unidos, que han predicado la supremacía de la raza blanca, el antisemitismo, racismo, anticomunismo, xenofobia y el geocentrismo. Con frecuencia, estas organizaciones han recurrido al terrorismo, la violencia y actos intimidatorios como la quema de cruces, para oprimir a sus víctimas.

El primer Klan fue fundado a finales de 1865 por veteranos del Ejército de los Estados Confederados de América que, después de la Guerra de Secesión, quisieron resistirse a la Reconstrucción. La organización adoptó métodos violentos para conseguir sus fines. Sin embargo, hubo una reacción que en poco tiempo llevó a la organización al declive, pues las élites sureñas veían al Klan como un pretexto para que las tropas federales estuvieran activas en los Estados del Sur. El KKK fue disuelto en 1870 por el Presidente republicano Ulysses S. Grant, a través del Acta de derechos civiles de 1871 conocida como "El Acta Ku-Klux Klan".


Miembros del Ku Klux Klan quemando una cruz


En 1915 se fundó una nueva asociación que utilizaba el mismo nombre, inspirada por el poder que tenían los medios de comunicación de masas. La película El nacimiento de una nación, y el antisemitismo mostrado en las crónicas periodísticas del juicio y linchamiento del presunto asesino Leo Frank, contribuyeron a dicha inspiración. El segundo KKK fue una organización más formal, con miembros registrados y con una estructura estatal y nacional. El número de miembros llegó a ser de 4 a 5 millones. La popularidad del Klan comenzó a caer en la Gran depresión de 1929, y durante la Segunda Guerra Mundial, ya que algunos miembros destacados del Klan protagonizaron escándalos por apoyar a la Alemania nazi.

Desde entonces, varias agrupaciones diferentes han utilizado el nombre, incluyendo a las que se oponían al Acta de Derechos Civiles, y a la de segregación en las décadas de 1950 y 1960. Algunos miembros de estas organizaciones llegaron a ser condenados por diversos crímenes. Aunque docenas de organizaciones emplean hoy todo o parte del nombre en sus títulos, el número de miembros reales se estima en unos cuantos miles. Estos grupos, con operaciones separadas en pequeñas unidades aisladas, son considerados grupos de odio extremo. El KKK moderno ha sido repudiado por los medios de comunicación de masas y líderes políticos y religiosos de Estados Unidos.

Neonazi

Ultras Sur del Real Madrid C.F


Neonazi es un término que se utiliza para referirse a los grupos posteriores a la Segunda Guerra Mundial que continúan apoyando y difundiendo las ideas del nacionalsocialismo.

En Alemania existen diversos partidos y movimientos políticos neonazis de poco impacto público, que continúan divulgando la ideología de la supremacía racial de la raza aria o blanca. El más conocido de todos es el Partido Nacional-Democrático (NPD). En su programa de gobierno el NPD argumenta que "el fundamento de la sociedad alemana es la familia alemana, que Alemania tiene que volver a ser de los alemanes, que un pueblo sin pasado no tiene ningún futuro, que hay que reforzar los poderes de la Policía, que el servicio militar es un gran honor, y que Alemania es mucho más grande que el territorio que actualmente abarca"

El NPD realiza constantemente manifestaciones públicas demandando que se revise el Proceso de Nuremberg, donde los países aliados vencieron a Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial y juzgaron a algunos de los líderes nazis culpándolos del Holocausto contra millones de personas. Los partidos y grupos neonazis siguen manteniendo su política de rechazo a los extranjeros, principalmente a aquellos que no son de raza blanca, y demandando su expulsión de tierras alemanas. Muchas veces cometen graves atentados contra personas que no tienen la piel blanca, especialmente en el territorio de la antigua República Democrática Alemana. Se financia con el dinero de los impuestos de todos los contribuyentes en Alemania.

Además del NPD existen otros pequeños partidos o iniciativas políticas que difunden la ideología neonazi, como el DVU (Unión del Pueblo Alemán), el Partido Republicano Alemán, o la Iniciativa Alto a los Extranjeros que actúa en la ciudad de Núremberg. Muchos representantes de partidos políticos demócratas y entidades de la sociedad civil han demandado desde 2004 que se declare ilegal al NPD y que se prohíban sus manifestaciones públicas. La exhibición de símbolos nazis como la esvástica está totalmente prohibida en todo el territorio alemán.

En el ámbito político español la asociación que representa la corriente ideológica neonazi propiamente dicha en España es Alianza Nacional. Debido al aumento de la inmigración procedente de África y de Latinoamérica, se incrementa el racismo en la sociedad española, con el consiguiente crecimiento de los partidos de ultraderecha.

Los partidos que tienen influencia del nacional-socialismo, son: Democracia Nacional, España 2000 y La Falange. Los neonazis en España suelen destacar en los grandes partidos de fútbol, donde los hinchas más radicales de cada equipo suelen adoptar la ideología skinhead (cabeza rapada) y apoyar el movimiento nacional-socialista. Los que más destacan en España son: Ultras Sur (Real Madrid), Frente Atlético (Atlético de Madrid), Boixos Nois (Barça) y Brigadas Blanquiazules (Espanyol). También suelen tener fechas simbólicas, como el 20 de noviembre, día de la muerte de José Antonio Primo de Rivera y de Francisco Franco. El Valle de los Caídos, monumento erigido por Franco, es un símbolo para la extrema derecha muy valioso.

Los grupos neonazis tienden a dividirse en dos tipos: los violentos y que operan en la calle; y los políticos, grupos más serios, que aunque no suelen cometer actos violentos, si están entrelazados con los grupos violentos. En España es importante el papel de organizaciones culturales como CEDADE y sus actuales herederos del CEI (Círculo de Estudios Indoeuropeos).

En Iberoamérica, los movimientos neonazis se encuentran en casi todo el país que albergue una minoría blanca. Existen neonazis en países donde predomina población de origen europeo, como también en países de predominio mestizo, e incluso en países donde los indígenas constituyen la mayoría de la población. Sin embargo, el número de miembros de estos grupos es muy minoritario y variable, sin que sus números coincidan con la proporción de población blanca. En un país de predominio mestizo, la afiliación o las actividades públicas de estos grupos pueden ser mayores incluso que las de aquellos grupos de un país de predominio blanco.

Destacan países como Uruguay, Argentina, Chile, Costa Rica y en menor medida México, donde la presencia de neonazis es muy escasa.

Nazi o nazismo

Esvástica nazi

El nazismo es una ideología que surge en la Alemania de los años 20 pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929. A nivel mundial, las democracias liberales quedan fuertemente desacreditadas. La situación mundial parecía dar razones a las reivindicaciones obreras tradicionalmente vinculadas al marxismo y socialistas del siglo XIX. La acumulación de la producción llevó a la quiebra de las empresas, despidos masivos de trabajadores y la situación se agrava aún más. En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como de derecha.
En 1919, el austríaco Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.

Este partido no hubiese llegado a más, probablemente, y se demuestra en la gran cantidad de partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que apoyaron su campaña anticomunista. La agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era intensa. Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido.

Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, contracción dada por sus detractores, dirigido por el propio Hitler desde 1921.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf (Mi lucha) que pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las demás.

El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin tener mayoría en el Reichstag (parlamento alemán), en 1933 Hitler consigue ser llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de Alemania, con el derechista Franz von Papen como Vicecanciller.

Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi.
Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.

Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos. La Ley Habilitante, aprobada con el apoyo de la derecha católica de Von Papen y Ludwig Kaas, era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el orden en la república. Comenzaba así el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.

Hitler, tras la muerte del Presidente Hindenburg, reunió en su mano todo el poder e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional.
Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.

El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (la SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.

El poder de Hitler se consolida la noche de los cuchillos largos cuando ordena el asesinato de los principales líderes de las SA, fuerzas de asalto que habían apoyado a los nacionalsocialistas en su ascenso al poder, y el asesinato de su Jefe, Ernst Röhm en 1934.

Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".

La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.

El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.

La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía mística, una absoluta comunión. Pero en la realidad, la aprobación y adhesión del pueblo debían ser logradas. Por eso, la propaganda fue llevada adelante por Joseph Goebbels desde el "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y la propaganda", creado en 1933.

La propaganda se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes actos públicos, manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc.) y se recurrió a los medios de comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a su política cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros fueron sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes quemas de libros considerados "perniciosos".

El cine sufrió no sólo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas debían contener algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir películas documentales de propaganda, utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La radio se convirtió en un medio muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.

La propaganda no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos, sino también difundir formas culturales consideradas propias o saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y a dedicarse a la crianza de los niños.

Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las Juventudes Hitlerianas. En ellas los jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas Alemanas formaba a las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían destrezas militares. No obstante lo anterior, un gran número de mujeres también hizo parte de las Hitlerjugend.

Para Hitler, su régimen había restablecido la "primacía de la política", a la cual debía someterse la economía del Tercer Reich. Así, hasta 1939, las demandas de los industriales (de menores costos) se enfrentaron con la necesidad de la legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores. Las competencias nacionales de destreza en el oficio, o el lanzamiento de Volkswagen -el auto del pueblo- fueron claros ejemplos de esta obra social del Tercer Reich.

Las políticas socialistas de la Alemania nazi sólo pudieron hacerse compatibles con el gasto en armamento a costa de un enorme déficit público (que se acumuló año tras año desde 1933) y de un control de precios y salarios policíaco, que provocó todo tipo de distorsiones e ineficiencias económicas.

Los nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta. Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas de buena sangre por parte de la élite aria para que poco a poco la raza perdida recupere su esplendor. El resultado de esto fue el establecimiento de los campos Lebensborn en los cuales mujeres de origen ario eran inseminadas con padres seleccionados para la creación de niños racialmente puros.

El nazismo está imbuido de una paranoia racial que le lleva a tejer todo un entramado científico-místico. Por una parte, pretende demostrar mediante la moderna ciencia de la biología, la selección natural de Darwin y las leyes de la herencia de Gregorio Mendel, de modo pseudocientífico la realidad de la raza pura y, por otro lado, presenta la creencia mística de que esta debe recuperar unos poderes que se le suponen perdidos por los cruces con razas supuestamente degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los eslavos. En los judíos se centra el mal de males y hacia mediados de la Segunda Guerra Mundial empezarán a ser exterminados en los campos de concentración.

Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de una concepción racista, desde principios de los años veinte Hitler fue reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (Siglo XX), Houston Stewart Chamberlain y el condé de Gobineau (Siglo XIX).

Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación alemana (no judía): eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola.

El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.

En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones.

Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.

En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los propios, para la identificación en los campos de trabajo y en los mismos ghettos). El resultado, distinguirlos.

En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó la "noche de los cristales rotos". El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden que el mismo había perturbado.

Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.

Finalmente, los judíos fueron concentrados en ghettos (barrios especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados.

Sobre este último punto, hay quienes sostienen la inexistencia del holocausto judío en las proporciones que son comúnmente aceptadas. Los principales expositores del caso son Robert Faurisson, Paul Rassinier y David Irving. El caso más conocido fue el del Commonwealth de Canadá contra Ernst Zundel, ciudadano alemán quien negó el holocausto en su página de internet. Al viajar a Canadá, fue detenido y procesado por difamación contra el pueblo judío. En dicho proceso, Alfred Leuchter, constructor de cámaras de gas para las prisiones de los Estados Unidos realizó un informe en el que concluyó que en la gran mayoría de las cámaras de gas de los campos de concentración de la segunda guerra mundial habría sido imposible gasear masivamente una población, sin embargo, vale la pena aclarar que el informe no niega la existencia del holocausto sino los métodos utilizados para el exterminio del pueblo judío.

El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del Lebensraum o espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por razas consideradas inferiores.

La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la población de la represión interna.

Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania. Realizado primero en secreto, se hizo público después de 1935 y fue tolerado por las naciones europeas que estaban más preocupadas por el avance del comunismo que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del "apaciguamiento", que consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos pactos, apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.

Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones, tanques y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía alemana y trajo un nuevo prestigio al reich.

En 1936, las fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente Renania. Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz.

Al episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra civil española y la anexión de Austria en 1938. La semidictadura austríaca intentó en vano impedir la campaña de anexión de los nacionalistas austríacos y dejó finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó luego la Unión.

El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938. Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Chescolovaquia debió ceder. Pero Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su verdadera intención y el fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando, tras firmar un pacto de no agresión con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de 1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

lunes, 2 de marzo de 2009

Sudáfrica

Bandera de Sudáfrica

La República de Sudáfrica es un país ubicado en el extremo meridional de África. Limita con los estados de Namibia, Botsuana, Zimbabue, Mozambique y Suazilandia. El Reino de Lesoto se encuentra enclavado dentro de la República de Sudáfrica. Sus capitales son Pretoria (administrativa), Bloemfontein (judicial) y Ciudad del Cabo (legislativa). Algo curioso es que es considerado como el único país de África perteneciente a Occidente.

Rhodesia

Rhodesia fue el nombre dado durante el mandato británico a una amplia región conquistada por el empresario y mercenario Cecil Rhodes en el sur de África. Estas tierras se reorganizaron más tarde en dos regiones, Rhodesia del Norte y Rhodesia del Sur o sólo Rhodesia, que pasarían a llamarse tras su independencia Zambia y Zimbabue respectivamente:

- Colonia de Rhodesia del Norte, luego República de Zambia.

Cataratas Victoria (Zambia)



- Colonia de Rhodesia del Sur, luego República de Rhodesia, y luego República de Zimbabue.

Río Limpopo (Zimbabue)


Su nombre proviene del inglés Cecil John Rhodes que vivió en Sudáfrica una vida al aire libre desde los quince años, y se dedicó a una serie de actividades en los negocios de los diamantes, la política, y la exploración.

Construyó la línea ferroviaria entre Ciudad del Cabo y El Cairo, uniendo los territorios bajo dominio inglés ubicados en África; de este modo, las extensiones alcanzaron enormes dimensiones y en su honor las tierras se denominaron Rhodesia.

Las dos Rhodesias y Niassalandia fueron conquistadas por Cecil John Rhodes a finales del siglo XIX, partiendo de Sudáfrica, en nombre de Gran Bretaña. La situación demográfica y las riquezas descubiertas han diferenciado a los tres territorios: Rhodesia del Sur fue colonizada por los británicos que desarrollaron en ella una rica y productiva agricultura para la exportación; Rhodesia del Norte formó alrededor del Copperbelt (Cinturón del cobre, zona minera de Zambia) una zona industrial en la que obreros europeos y la mano de obra africana cohabitaron con dificultad, y Niassalandia, más poblada y poco apta para las explotaciones, que sirvió de reserva de mano de obra a los otros dos territorios y a Sudáfrica. La colonización reunió a mediados de los años 70 en Rhodesia del Sur a casi 275.000 blancos.

A partir del periodo de entreguerras, se introdujo en Rhodesia del Sur un sistema inspirado en las políticas seguidas en la misma época en Sudáfrica que restringían los derechos sindicales y económicos de los negros. Su expresión política está limitada por el censo y por los criterios de educación. En 1953, los británicos, que intentan preparar la emancipación de sus territorios, agrupan sus posesiones de África central en una federación destinada a preservar la complementariedad de las tres entidades. Concebida por Londres para garantizar un reparto progresivo del poder, la federación es mantenida por las compañías mineras de Rhodesia del Norte y por los colonos de Rhodesia del Sur, que ven en ella un modo de perpetuar sus privilegios. Se oponen a los nacionalistas africanos, que se hacen cada vez más virulentos después del final de la segunda guerra mundial y desean una llegada rápida a la independencia. Ante los disturbios que se desarrollan en Rhodesia del Norte y en Niassalandia entre 1958 y 1961, Londres acepta disolver la federación y concede, en 1964, la independencia a cada uno de estos territorios, en los que los nacionalistas africanos ganaron las elecciones. Tomaron el nombre, respectivamente, de Zambia y Malawi.

En los años sesenta y setenta del siglo XX, la descolonización en África central británica estabilizó las relaciones entre el gobierno de Londres y las antiguas colonias reunidas en la Commonwealth. La independencia autoproclamada en Rhodesia por la minoría blanca estructura el discurso de «África para los africanos». El paso del poder de los blancos a los negros fue citado como ejemplo de una posible evolución en Sudáfrica.