En general, el agua es un recurso renovable, lo que significa que si se gestiona adecuadamente su continuidad en el tiempo queda asegurada, algo fundamental al tratarse de un bien imprescindible para la vida. A continuación, veamos muy resumidamente la situación de este sector que significa algo más, si cabe, en el municipio que estudiamos.
Formas de extracción y gestión del agua.
El agua siempre ha condicionado el desarrollo de las actividades humanas, destacando su papel en la agricultura: el riego. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, las formas tradicionales de aprovechamiento del agua han sido, en su gran mayoría, adecuadas. Estas formas se han basado principalmente en las escorrentías superficiales, construcción de pequeños canales, embalses, aljibes, etc.
La característica fundamental es que no afectan al ciclo natural del agua aunque están sometidas a este ciclo y por tanto dependen de la cuantía de las lluvias, etc. Sin embargo, cuando el hombre quiere o necesita ir más allá de lo que la naturaleza libremente le proporciona desarrolla estrategias de uso de los recursos que le permiten una mayor disponibilidad del mismo pero que afectan o pueden afectar al ciclo del agua y por tanto a su sostenibilidad. Es este el caso de la mayoría de los aprovechamientos de aguas subterráneas como son las galerías y pozos. Veamos brevemente las formas más destacadas de captación de agua en el Municipio.
Formas de extracción del agua.
1) Nacientes.- Desde el punto de vista del Desarrollo Sostenible, los nacientes constituyen el ideal con mucha diferencia sobre otras formas de aprovechamiento. Esto es así por la razón comentada anteriormente de que no afecta al ciclo del agua. A esto hay que añadir otras funciones ambientales que proporciona este fenómeno natural cada vez más escaso: mantenimiento de las especies ligadas a los nacientes y los cauces de agua asociados, paisaje, atractivo turístico, identidad cultural, etc.
De todo ello se deriva la necesidad de conservar los nacientes y de primar el uso de los mismos frente a otras formas de aprovechamiento, debiendo además adaptar en lo posible la demanda de agua a la producción natural que éstos proporcionan. En el caso de San Andrés y Sauces, uno de los dos lugares privilegiados en cuanto a nacientes de la isla de La Palma, es casi una obligación moral.
2) Galerías.- Son la forma de aprovechamiento del agua que más importancia ha tenido en algunas islas, sobre todo Tenerife y La Palma en el Siglo XX. A su vez son el método que ha permitido aumentar la cantidad de agua disponible para uso humano y la puesta en riego de tierras que históricamente estaban limitadas por carecer de suficiente agua procedente de nacientes (la mayor parte de La Palma salvo el Valle de Aridane y San Andrés y Sauces). Esto es deseable desde el punto de vista social, económico e incluso para el propio desarrollo sostenible (autosuficiencia alimenticia).
Sin embargo, al tratarse de extracción de aguas de los acuíferos subterráneos, existe el peligro de la insostenibilidad, al afectar al ciclo hidrológico. De hecho, ya se han producido problemas al verse afectados nacientes, sin ir más lejos, los propios de Marcos y Cordero, cuya reducción desde los años 80 se atribuye principalmente a las galerías del interior de La Caldera de Taburiente al afectar al acuífero “Coebra” (Avance del Plan Hidrológico Insular, 1999). De aquí se deduce la necesidad de limitar la construcción de nuevas galerías, al menos sin conocer sus impactos, además de tratar de limitar, si fuera posible la producción de algunas galerías.
3) Pozos.- Con una importancia menor que las galerías, se trata de la otra gran forma de extracción de agua subterránea. Por tanto, en parte es aplicable lo que dijimos para las galerías aunque hay que tener en cuenta ciertas diferencias de cara a su gestión sostenible. En primer lugar, hay que decir que se trata de una forma de aprovechamiento más limitada, especialmente en municipios como el que estudiamos, debido a la orografía. Efectivamente, los lugares que permitan la perforación de pozos lo suficientemente alejados del mar como para que el agua sea de calidad son pocos y con ciertas dificultades.
En segundo lugar, al estar situados en las altitudes más bajas, pueden verse afectados por un problema de contaminación de las filtraciones de aguas residuales y especialmente de las provenientes de la agricultura, que tiene altas dosis de productos químicos. (En todo caso, este es un tema poco estudiado para el municipio y depende de la situación del pozo). Por otro lado, no se puede olvidar que es necesario un gasto de energía para la extracción del agua, lo que hay que evaluar desde el punto de vista económico y de la sostenibilidad (uso de energías no renovables o renovables).
Finalmente, la manera en que se extrae el agua tiene que adaptarse a la capacidad de producción del pozo de forma que no se extraiga más de la que éste produce (uso renovable) porque si no se puede salinizar y arruinar. Esto representa un reto o una limitación según se contemple. En todo caso, aunque en el municipio no se necesite el uso de pozos como en otros lugares, es interesante estudiar un uso sostenible ya que el propio Plan Hidrológico Insular reconoce el acuífero costero como infraexplotado. El ideal por tanto sería estudiar cuidadosamente los pozos existentes y los posibles para una futura gestión totalmente sostenible (en cuanto lugar, profundidad, cuantía de la extracción y elevación del agua usando energías renovables).
4) Desalación y reutilización.- Actualmente no se produce agua de forma industrial mediante la desalación en La Palma. Esto es un índice de buena salud para la isla en principio en cuanto al autoabastecimiento. En todo caso, es necesaria mucha cautela para que no se sobre-exploten los acuíferos, especialmente en zonas concretas. Esto hace que sea recomendable tener una visión insular en la gestión del agua, además de municipal, como comentábamos anteriormente. En un extremo, es preferible, desde el punto de vista de la sostenibilidad, desalar agua antes de destruir un acuífero, algo que es de momento muy fácil de evitar en La Palma y mucho más en San Andrés y Sauces.
En lo que respecta a la reutilización del agua depurada, el Plan Hidrológico Insular no recomienda esta práctica por la carestía y los problemas de contaminación que puede generar. La filosofía de la reutilización es algo importante en el Desarrollo Sostenible pero también lo es el adaptarse a las condiciones particulares de cada lugar. Es preferible entonces abordar temas como el uso de productos en la agricultura y algunas prácticas de uso urbano antes de plantear la reutilización del agua.
La Palma presenta una situación mucho más ventajosa que el conjunto de las islas al no necesitar la desalación de aguas, como comentábamos antes. Por su parte, San Andrés y Sauces produce más de la mitad del agua en forma de nacientes, la más sostenible. Esta circunstancia es pues, una ventaja diferencial del municipio que hay que conservar si se quiere optar por un desarrollo sostenible.
Gestión del agua.
En relación a la gestión del agua que se realiza en el Municipio, hay que diferenciar tres zonas: Los Sauces, San Andrés y Las Lomadas y Los Galguitos. El caso de Los Sauces merece un tratamiento diferenciado por sus especiales características. El agua de Los Sauces proviene de Los Nacientes de Marcos y Cordero, aprovechados durante siglos. Hay que destacar el avance que supuso la creación en 1903 (hace justo un siglo) de la Comunidad de Regantes del Río de Los Sauces, formada por una la gran mayoría de los agricultores de la zona y que gestiona de forma comunal el agua de los nacientes bajo la regla de asignar automáticamente el agua a la tierra que va a regar.
De esta forma cuando se compra un terreno para cultivar, con esa extensión de suelo “viene” el agua que le corresponde para el regadío de la misma (15 minutos/celemín), no habiendo que pagar por esa agua, sólo dar de alta la tierra y pagar la cuota de socio a la comunidad. Esta Comunidad ha venido a reducir el conflicto por el uso del agua además de suponer una defensa frente a intereses “foráneos” sobre el agua y algo que es fundamental, más si cabe en nuestros días: que el uso agrícola sea el principal destino del agua (“el agua es de la tierra”). De todas formas, la situación de privilegio que puede derivarse del precio del agua es relativa por otras razones como el elevado precio del suelo y el reducido tamaño de las tierras y su dispersión (microfundismo) que hacen que el precio del agua esté incorporado en parte en la propia tierra (Batista, 2001).
Además de esto, hay que destacar que la Comunidad siempre defendió el agua de Los Nacientes, y con ello el acuífero que los alimenta, habiéndose opuesto históricamente a lo que pudiese perjudicarlos como es el caso de las galerías, con gran razón, como ha demostrado la merma de caudales por esta causa como comentamos anteriormente. Si bien hay que decir que la oposición ha tenido una razón más productiva que ecológica, si es que se pueden diferenciar (Batista, 2002).
En San Andrés y Las Lomadas, La Comunidad de Los Sauces compra a La Unión de Canales de Barlovento el agua para estos dos barrios, pero realmente esta agua procede de Los Nacientes, se da una permuta. Además, se cuenta con el agua de una galería existente en la zona alta de Las Lomadas para el regadío, que se va almacenando en el embalse de este barrio.
Para Los Galguitos, el suministro de agua es por tres galerías, gestionadas por La Comunidad de Aguas de Los Galguitos (independiente de la Comunidad de Los Sauces). Hay que comprar agua para regar (acciones de agua) a diferencia de los que sucede en Los Sauces. El sistema es parecido a otros lugares de Canarias con galerías y acciones de aguas.
Los embalses.
Son un elemento clave en la gestión del agua al permitir regular su uso, de forma que se aproveche mejor el recurso, evitando pérdidas y adaptándolo mejor a las necesidades. Utilizado desde hace bastante tiempo, hoy van ganando en dimensión y aumentando el carácter público de los mismos. También su función se va haciendo más reguladora de la demanda de agua que de la oferta, al ser ésta cada vez más estable debido a las galerías (Avance del Plan Hidrológico Insular, 1999).
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, los embalses, así como otras formas más tradicionales de almacenamiento de agua como pueden ser los aljibes, son algo fundamental acorde con esta filosofía. La principal limitación, además de la económica en su construcción y mantenimiento es que no suponga un impacto ambiental importante, por lo que su ubicación debe ser muy bien estudiada. Por último, también hay que evitar el que la mayor disposición de agua suponga un derroche o que ésta se desvincule de la agricultura o del propio municipio de forma significativa.
En nuestro caso, se habla de unas pérdidas de aproximadamente 1 Hm3 anual medio vertido al mar para el periodo 1944-1985 (Batista, 2001), a la vez que existía cierta escasez luego en verano. Esta situación, referida especialmente al agua de Los Nacientes, está cambiando radicalmente desde la construcción y puesta en funcionamiento del sistema compuesto por los embalses de Adeyahamen (0,3 Hm3), activo desde 1995 y el complementario a éste, el de Bediesta (0,2 Hm3), actualmente en construcción, ambos conectados a su vez a la Laguna de Barlovento.
Este sistema de almacenamiento y regulación del agua responde a una demanda histórica de la Comunidad de Regantes y del propio Ayuntamiento. Además de este grupo, Las Lomadas cuenta con un embalse propio (0,1 Hm3) que recoge las aguas de una galería antes citada. Hay proyectado un embalse más para Los Galguitos (0,1 Hm3) que regulará el agua de esta zona, quedando así el municipio bastante bien cubierto desde el punto de vista de la gestión global del agua.
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Hace 16 años