sábado, 20 de junio de 2009

Emigración española a Brasil

Dentro de la historia de la formación étnica y cultural del pueblo brasileño existe un grupo nacional que ha sido y es, en la mayoría de los casos, omitido o tratado de forma sucinta o superficial por la mayor parte de los estudiosos de este tema. Se trata de los españoles que participaron en el poblamiento de algunas zonas del Brasil Colonial (especialmente del Sur) pero sobre todo a los cerca de tres cuartos de millón de españoles que entraron en el país sudamericano desde finales del siglo XIX hasta los años setenta del siglo XX.

Mientras que grupos étnicos como italianos, alemanes, japoneses, árabes o eslavos, fueron objeto de numerosos y amplios estudios, sin olvidar a los portugueses (cuya proximidad cultural les permitió fundirse rápidamente en el ámbito brasileño), no hay noticias de que el colectivo hispano-brasileño haya sido tratado con el mismo interés.

La presencia española en el Brasil colonial

Aunque en número mucho inferior a la posterior corriente inmigratoria de finales del siglo XIX y principios del XX, se tiene constancia que durante la unificación de los reinos de España y Portugal (1580–1640) bastantes españoles, sobre todo soldados y aventureros, penetraron en las regiones disputadas de Paraná, Santa Catarina, São Paulo y en las plazas fortificadas de la costa septentrional amenazadas por holandeses y franceses. El número de españoles parece que fue especialmente notable en la formación de la sociedad paulista del siglo XVII, donde se pueden encontrar varios apellidos de origen español.

Todos estos contingentes hispánicos se integraron rápidamente en la sociedad luso-brasileña en proceso de formación, sin dejar apenas huella de sus peculiaridades culturales. Solamente los colectivos castellanos que se desplazaron por las zonas disputadas de las Pampas de Rio Grande do Sul, dejaron una sensible influencia en la formación del "gaucho" de las estancias riograndenses al mezclarse con los grupos de indios, paulistas, mineiros, fluminenses, nordestinos, portugueses (sobre todo azorianos) y negros que se trasladaron a la región durante el siglo XVIII.

La gran inmigración española

Se calcula que desde la independencia hasta nuestros días, unos 750 mil españoles han entrado en Brasil. Esta cifra representa entre un 12,5% y un 14% del total de extranjeros entrados en Brasil desde su independencia y sitúa a los españoles en el tercer grupo étnico de origen inmigrante más numeroso detrás de portugueses e italianos. Después de los españoles aparecen alemanes y japoneses y a más distancia, polacos, rusos, siro-libaneses, etc.

El colectivo de inmigrantes de origen español estaba entre los que tenían un mayor índice de radicación siendo superado por los japoneses pero por encima de nacionalidades tan importantes como la portuguesa, italiana o alemana. Esto puede ser debido al gran número de familias enteras que viajaban con pasaje subvencionado por el gobierno brasileño y que lo dejaban todo en su España natal para trasladarse a vivir a las plantaciones de café del estado de São Paulo.

La mayor parte de los españoles entraron en Brasil entre 1880 y 1930, siendo el periodo de máxima afluencia el situado entre los años 1905 y 1919, llegando incluso a superar a la entrada de italianos.

La principal zona de destino de los españoles está claro que fue el estado de São Paulo, aunque las cifras porcentuales de su importancia varían según las fuentes entre un 66% y un 78%. El segundo contingente más importante se instaló en Rio de Janeiro, mientras que otros estados como Minas Gerais, Rio Grande do Sul, Paraná, Mato Grosso, Pará y Bahía recibieron grupos menores. Por lo que se refiere a la procedencia de los inmigrantes por regiones españolas y a pesar de la falta casi absoluta de datos, parece ser que la participación gallega fue muy elevada, hasta el punto de que se llegó a utilizar la palabra Galego como sinónimo de español. No obstante, parece que la mayoría de las familias de origen campesino que se trasladaron a las plantaciones de café de São Paulo no procedían de Galicia si no de Andalucía, por lo cual la supremacía gallega en la inmigración a Brasil queda en entredicho a favor de los Andaluces.

Quizás esta percepción de la influencia gallega se debe a que estos se dirigieron en su mayoría a las ciudades y allí pudieron escalar más rápidamente en la escalera social del Brasil urbano que se estaba gestando; mientras que los andaluces se dirigieron a las zonas rurales como empleados en situación de casi-esclavitud y solo más adelante cuando abandonaron las plantaciones y se convirtieron en pequeños propietarios o emigraron a las ciudades pudieron empezar a escalar socialmente.

La integración en la sociedad brasileña

Para intentar discernir el proceso de integración del inmigrante español en la sociedad brasileña hay dos factores muy importantes:

1 — Las características sociales y culturales así como las circunstancias de los emigrados.

2 — El cambiante contexto económico, social y cultural del país de recepción.

Por lo que se refiere al primer factor, parece que el contingente de inmigrantes españoles estaba, en su mayoría, formado por familias de campesinos pobres que viajaban subvencionados por el gobierno brasileño o del estado de São Paulo y solían instalarse definitivamente. El perfil del inmigrante español durante el periodo 1908-26 muestra que solo un 17.3% venía sin familia, un 81,4% eran agricultores, solo un 2,2% por eran artesanos u obreros especializados y un 16,3% estaban en la categoría de "varios". Con la lectura de estos datos se puede ver que la inmigración española estaba muy poco diversificada y cualificada y tenía una escasa movilidad ya que al ser subvencionada, los inmigrantes no tenían libertad para decidir donde ir y en que trabajar. De esta manera la gran mayoría de los que entraron en São Paulo fueron directamente llevados a las "fazendas" de café sin tener la oportunidad de formar colonias agrícolas como propietarios, ni de trabajar en empleos urbanos.

El contexto económico y social brasileño que encontraron los españoles fue bastante diferente del que encontraron otros inmigrantes anteriores tales como los italianos, pues la época de las oportunidades correspondió con el auge de la inmigración de estos (1880-1900), mientras que los españoles comenzaron a llegar en cifras importantes entre 1900 y 1920, precisamente para cubrir los puestos de los italianos que habían dejado Brasil o se habían convertido en propietarios agrícolas o trabajadores urbanos. Por otro lado, las nuevas zonas cafetaleras a las que se dirigieron los españoles, cada vez eran menos fértiles, factor que no les permitía generar recursos extra para mejorar su posición económica, hecho que se agravó con la caída continua del precio del café. En general, por lo que se refiere al colectivo de origen español del estado de São Paulo, este se caracterizó, al menos durante el primer tercio del siglo XX; por su escaso éxito económico, su carácter rural, su escasa actividad asociativa y cultural y su rapidísima asimilación en una sociedad ya casi formada por una base luso-brasileña con fuertes influencias italianas.

Uno de los factores que quizás más contribuyó al rápido proceso de asimilación y aculturación de la comunidad de origen español en su tierra de adopción fue, además de la proximidad cultural e idiomática (acentuada por la elevada presencia de gallegos), la facilidad con la que tanto hombres como mujeres se casaron con brasileños: un 64,7% de los hombres y un 47,2% de las mujeres, porcentajes solo superados por los italianos e hispanoamericanos.

La situación de los españoles que se trasladaron a otros estados parece que fue bastante diferente de la de los del estado Paulista, ya que estos se establecieron mayoritariamente en las ciudades y capitales, dedicándose al comercio y al sector servicios fundamentalmente.

La comunidad hispano-brasileña desde la 2ª Guerra Mundial hasta la actualidad

A partir de los años 40 y hasta mediados de los 60 del siglo pasado, la corriente de españoles hacia Brasil tomó un nuevo impulso pero esta vez adoptó características diferentes porque buena parte de los nuevos inmigrantes eran obreros especializados, artesanos, comerciantes o profesionales liberales. Esta nueva inmigración, aunque cuantitativamente poco importante, contribuyó cualitativamente a elevar el nivel económico, social, y cultural de la colonia española que a mediados del siglo XX ya había alcanzado un buena posición y consideración.

A pesar de que las principales colonias españolas se encuentran en São Paulo y Rio de Janeiro, parece que la colonia española (gallega en su inmensa mayoría) más influyente a nivel local está en la capital Bahiana, Salvador, donde representa el mayor grupo de origen extranjero, doblando al portugués que es el segundo. De esta manera se puede comprobar que una buena cantidad de empresas industriales, de servicios, hostelería y comercio, están en manos de personas de ascendencia española.

Conclusión

La población brasileña con algún tipo de ascendencia española asciende en la actualidad a unos 15 millones [1] de personas y representa la tercera comunidad de origen europeo mayor del país, tan solo detrás de portugueses e italianos y por delante de los alemanes.

Esta población, debido a las peculiaridades del grupo inmigrante español y del contexto social y económico en el cual entró en Brasil, no alcanzó rápidamente el éxito económico y social de otros grupos inmigrantes tales como italianos, alemanes o japoneses, pero consiguió integrarse en su nueva patria con una rapidez solo comparable a la de los portugueses.

La rápida aculturación y los pocos rastros de la presencia del colectivo de origen español tal vez se explique por la proximidad cultural, el aportuguesamiento de los apellidos o el resaltado de otros orígenes con mayor reconocimiento social (alemanes, italianos, portugueses...) pero sobre todo por el carácter envolvente de la cultura brasileña, lo que demuestra su fuerza y vitalidad. Es una pena constatar que existan tan pocos estudios en España sobre la inmigración española en Brasil, hecho que debería cambiar lo antes posible ya que entre Brasil y España hay más cosas en común de lo que ellas mismas imaginan.