martes, 31 de marzo de 2009
Bomba de Hiroshima
Hiroshima es la capital de la prefectura de Hiroshima en la región de Chugoku de Japón.
Está localizada sobre el delta del corto río Ota (que nace en los cercanos montes Chugoku), el cual tiene siete brazos que dividen la ciudad en seis islas que se proyectan hacia la bahía de Hiroshima (la cual es una entrada del Mar Interior). La ciudad es casi totalmente llana y se encuentra levemente elevada sobre el nivel del mar.
Hiroshima fue fundada en 1589 sobre la costa del mar de la isla de Seto, y se convirtió en un centro urbano durante la Era Meiji. Adquirió estatuto de ciudad el 1° de abril de Adri d'Alginet.
La ciudad fue escenario del primer bombardeo atómico de la historia, el 6 de agosto de 1945, en el final de la Segunda Guerra Mundial, por la aviación estadounidense. Este acto bélico, cuyo objetivo fue la rendición rápida e incondicional de Japón a los Estados Unidos, produjo la muerte de alrededor de 120.000 japoneses, en su casi totalidad civiles, dejando un saldo de casi 300.000 heridos, entre los cuales gran cantidad presenta variaciones y mutaciones genéticas debido a la radiación a la cual estuvieron expuestos. Los percances biológicos y anatómicos, por tanto, persisten hasta nuestros días dentro de la población japonesa.
Batalla de Montecassino
La Batalla de Montecassino (también conocida como la Batalla por Roma y la Batalla por Cassino) fue una serie de cuatro duras batallas durante la Segunda Guerra Mundial, peleadas por los Aliados con la intención de atravesar la línea Gustav, y tomar Roma.
A comienzos de 1944 la parte oeste de la Línea Gustav, cuyo pivote principal se situaba en las escarpadas pendientes de Monte Cassino, estaba sostenida por los alemanes que tenían posiciones en los valles de el Rápido, Liri y Garigliano y algunos picos y peñascos cercanos, aunque no en la histórica abadía de Montecassino, fundada en el año 524 por San Benito, aunque sí contaban con posiciones de defensa en las escarpadas pendientes por debajo de las paredes de la abadía. El 15 de febrero el monasterio, que estaba emplazado sobre un morro sobre el pueblo de Cassino, fue destruido por bombardeos de aviones americanos B-17, B-25, y B-26. Dos días después del bombardeo, paracaidistas alemanes se atrincheran entre las ruinas para defenderlas. Entre el 17 de enero al 18 de mayo, la colina fue atacada cuatro veces por las tropas aliadas, estas acciones ocasionaron la muerte de 54.000 soldados aliados y 20.000 soldados alemanes.
El primer ataque se inició el 4 de enero de 1944, con resultados adversos para las tropas aliadas. El 15 de febrero los bombarderos aliados destruyeron el monasterio e iniciaron el segundo ataque con el mismo resultado. Después de bombardear de nuevo lo que quedaba del edificio religioso, la infantería aliada reinició el ataque el 15 de marzo. El 25 de marzo los aliados reconocieron su momentánea derrota y desistieron. Las bajas aliadas totales fueron de 54.000 hombres, sin resultados positivos.
La decisión de bombardear el monasterio fue tomada por el Comandante neozelandés Bernard Freyberg, sin embargo, antes pidió permiso al Papa Pío XII, que aceptó. El mismo día los B-17 arrojaron 2.500 toneladas de bombas sobre el monasterio, inmediatamente los alemanes utilizaron los escombros para fortificar su línea defensiva. Antes de la contienda, la irreemplazable biblioteca de la abadía fue enviada a Roma y sobrevivió a la batalla.
Impacientes por alcanzar Roma, los aliados organizaron un desembarco en Anzio y Nettuno, al sur de la capital, intentando dejar a sus espaldas a Montecassino, sin embargo la resistencia que encontraron fue mayor de la esperada, y las tropas aliadas quedaron atrapadas en un bolsillo, resistiendo la presión alemana en un episodio que luego se conoció como la Batalla de Anzio.
El último ataque contra Montecassino fue llevado a cabo por el Segundo Cuerpo Polaco y la Cuarta División India. Un miembro de esta última división recibió la «Victoria Cross», por su ayuda en capturar la artillería enemiga.
El primer asalto (11 de mayo al 12 de mayo) causó enormes bajas aliadas, pero el Octavo Ejército Británico logró atravesar las líneas enemigas, logrando alcanzar el valle del Liri, justo debajo del monasterio.
El segundo asalto (17 de mayo - 19 de mayo) causó enormes bajas en las filas polacas, pero la Cuarta División de Marruecos logró empujar a la Primera División de Paracaidistas alemanes fuera de sus posiciones en las colinas, que rindieron las ruinas del monasterio. En la mañana del 18 de mayo, la vanguardia polaca ocupó el monasterio, que ya había sido abandonado.
La captura de Montecassino permitió el avance aliado a Roma y liberó a las tropas atrapadas en Anzio, la capital italiana cayó el 4 de junio de 1944.
El gobierno polaco en exilio creó una condecoración llamada Cruz de Montecassino para premiar a los soldados que participaron en esta campaña, además un cementerio polaco fue construido al noreste del monasterio.
En 1943 cuando el Mando Aliado decidió atacar la Línea Gustav alemana para abrirse camino hacia el norte de la Península Italiana, hacia Roma. Para obligar a los defensores de la línea a abandonar sus posiciones, se planeó un desembarco detrás de dichas posiciones, en Anzio. Los generales aliados Alexander y Clark se enfrentaban a Kesselring, quien estaba haciendo un extraordinario trabajo en la defensa de Italia, conteniendo y retrasando el avance enemigo en inferioridad numérica y bajo total superioridad aérea y naval enemiga.
La idea era desembarcar varias divisiones en Anzio a espaldas de la Línea Gustav de forma que obligara a levantar la línea y retroceder hacia Roma. El desembarco se haría en forma simultanea con un masivo ataque frontal a la Línea intentando la Commonwealth, los franceses, los polacos y los norteamericanos abrirse camino hacia el valle del Liri, y una vez en el Liri, hasta Roma.
Cassino era un pequeño pueblo italiano a orillas del Río Rápido en el centro de la Línea Gustavo, en una zona montañosa, coronado por un monte en donde se erguía una abadía y monasterio benedictino, del siglo VI.
Curiosamente, el monasterio no estaba ocupado por tropas alemanas. Las únicas unidades alemanas que cerraban el paso al Liri en Cassino se hallaban desplegadas en el pueblo, al haberse acordado por el mando germano que el monasterio era un monumento histórico y no debía ser convertido en fortaleza. Fue un error de apreciación aliado el que convirtió Monte Cassino en una fortaleza. Convencidos de que los alemanes habían fortificado el monasterio, lanzaron un terrorífico ataque aéreo sobre el mismo el 15 de febrero de 1944. En sus edificios, los únicos ocupantes eran monjes y civiles de Cassino que habían acudido a refugiarse en aquel santo lugar. (Esto no fue reconocido como un tremendo error por Estados Unidos hasta 1969).
El ataque consistió de ocho oleadas sucesivas, con 240 bombarderos lanzando casi 600 toneladas de alto explosivo sobre la abadía. Todos los edificios quedaron destruidos, y el lugar lleno de hoyos y cráteres.
Hasta el 11 de febrero, las tropas que defendían Cassino no eran paracaidistas, sino panzergranaderos de la 15ª división de la Wehrmacht. Ocupaban esas posiciones desde diciembre de 1943, y no tenían intención de entregarlas a sus enemigos.
Sir Winston Leonard Spencer Churchill
Dunkerque
Dunkerque en francés y oficialmente Duinkerke o Duinkerken en neerlandés, es una ciudad portuaria y comuna francesa, situada en el departamento de Norte, en la región de Norte-Paso de Calais, a 10 km de la frontera con Bélgica.
El nombre proviene de las palabras neerlandesas duin (duna) y kerk (iglesia), puesto que la ciudad, centro del Flandes francés, fue neerlandófona en sus orígenes, hablándose allí la variante flamenca occidental.
A partir del siglo XVI, Dunkerque pasó a ser posesión, junto con el territorio de los Países Bajos españoles, de los Habsburgo españoles y estuvo disputada en diferentes ocasiones entre las coronas de Inglaterra, Países Bajos y Francia. Durante la guerra de Flandes (1568-1648) sirvió como base de operaciones a los corsarios de Dunkerque.
Durante el desarrollo de la guerra angloespañola y de la guerra francoespañola, la ciudad fue objeto en 1658 de un asedio por las fuerzas aliadas inglesas y francesas bajo el mando de Turenne. Tras la muerte del gobernador de la ciudad, Willem Bette, marqués de Leyde, los tercios españoles rindieron la ciudad, que pasó a estar bajo control inglés según lo acordado por Inglaterra y Francia en el tratado de París del año anterior.
El 17 de octubre de 1662 pasó definitivamente a soberanía francesa, cuando Carlos II de Inglaterra la vendió a Francia por 5.000.000 libras, aunque el pago no llegó a completarse. Durante el reinado de Luis XIV sirvió de base para un gran número de corsarios, el más famoso de los cuales fue Jan Bart, conocido por atacar a barcos holandeses. La construcción de los sistemas defensivos de la ciudad fue encargada al ingeniero militar Vauban.
Ya bombardeada durante la Primera Guerra Mundial, la ciudad padeció especialmente durante la Segunda. En 1940 fue escenario de la evacuación de más de 330.000 soldados franceses y británicos, estos últimos pertenecientes a la Fuerza Expedicionaria Británica, hacia Gran Bretaña, ante el avance alemán, en lo que fue conocido como Operación Dinamo.
El 14 de diciembre de 2002, el Tricolor, un barco noruego destinado al transporte de coches, chocó con el Kariba (registrado en las Bahamas) y se hundió, lo que representó un inmenso peligro para la navegación en el canal de la Mancha. Ya la noche siguiente el Nicola, barco alemán, tocó el naufragio y tuvo que ser remolcado para liberarse. El barco de bandera turca Vicky embarrancó el 1 de enero de 2003 con los restos del Tricolor, pero pudo marchar al subir la marea.
Vergeltungswaffe (V2)
Diseñados por Wernher von Braun, muchos de estos misiles fueron disparados desde las costas francesas hacia Londres con el fin de provocar la mayor devastación posible, así como minar la moral del enemigo. Sucesor de la V1 (que era un misil de crucero), este diseño no vio la luz hasta muy avanzada la guerra, por lo que tuvo poco impacto real en ésta.
El V2 fue uno de los avances más relevantes en tecnología armamentística logrados hasta ese momento. Sin embargo, no pudo cambiar el curso de la guerra, que ya había tomado, en 1944, un giro decisivo hacia la victoria aliada.
La Batalla del Río de la Plata
La Batalla del Río de la Plata (conocida localmente también como Batalla de Punta del Este) fue la primera batalla naval entre buques ingleses y alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Además, fue el único episodio de la guerra desarrollado en América del Sur, en aguas territoriales uruguayas. Participaron el acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee, los cruceros ligeros Ajax y Achilles y el crucero pesado Exeter.
La misión del Graf Spee era apostarse en el Atlántico Sur, para lo cual zarpó del puerto de Wilhelmshaven el 21 de agosto de 1939, 11 días antes de la apertura de las hostilidades. Durante la travesía lo acompaña el Altmark que, en lugares previamente decididos en pleno mar, lo abastece de combustible y provisiones.
El Graf Spee actúa como un verdadero pirata: cambia de nombre, de bandera, llega a colocar una alta torre para confundirse con otra embarcación. El 28 de septiembre el Graf Spee hunde un vapor en las cercanías de Pernambuco. En octubre captura cuatro barcos más en puntos del Atlántico Sur muy alejados entre sí. En noviembre aparece en el Océano Índico. La acción del Graf Spee crea graves problemas al abastecimiento británico y es buscado intensamente. Sin embargo, nunca se produjo una muerte: a cada uno de los buques víctimas les exigía no transmitir el ataque y luego evacuaba a la tripulación y apresaba a los capitanes y oficiales.
En diciembre, Hans Langsdorff, capitán del Graf Spee, decide hacer una incursión en costas sudamericanas para luego retirarse. El día 7 hunde otro carguero y pone rumbo hacia la zona del Río de la Plata donde, al amanecer del día 13, se encuentra con los buques británicos Ajax, Achilles y Exeter aguardándolo, bajo el mando del almirante Henry Harwood, frente a las costas de Punta del Este. Tras hora y media de combate, el Exeter debe abandonar la lucha. El Ajax y el Achilles también están en muy mal estado. Harwood decide huir y trata de seguir al Graf Spee en espera de refuerzos, pero Langsdorff decide entrar al puerto de Montevideo. Fue la última batalla naval clásica sin submarinos ni aviones.
Transcurren días de intensas negociaciones diplomáticas, durante los cuales británicos y alemanes persiguen que el Graf Spee permanezca en puerto hasta que, finalizado el plazo acordado por el gobierno uruguayo, al atardecer del día 17 de diciembre, leva anclas, fondea a cierta distancia de la costa, la tripulación aborda el carguero Tacoma (el cual escapa del puerto del Montevideo contraviniendo órdenes del Comando Naval de Uruguay) y el Graf Spee es volado por orden de su capitán. Luego aparecieron dos remolcadores que provenían de Buenos Aires y una serie de embarcaciones menores que iban y venían del acorazado al transporte, transportando a la tripulación, de más de 1.000 hombres. Más de medio millar de tripulantes fueron trasladados a Buenos Aires y parte a Montevideo, junto con el buque mercante Tacoma, y en enero de 1940 se establece su internación en la ciudad. Tanto en Buenos Aires como en Montevideo, unos 200 oficiales fueron dejados en libertad y se fugaron a Alemania donde reingresaron en la Marina Alemana, mientras los marineros fueron internados en cuarteles militares. La imposibilidad de asegurar su residencia en Montevideo, motivó que el Poder Ejecutivo dispusiera en 1942 e hiciera efectivo en 1943, el traslado a Sarandí del Yí (al Cuartel del Paso del Rey) de 96 marineros de la tripulación del "Graf Spee" y del "Tacoma" (también buque alemán), designando a efectivos de la Región Militar II para vigilarlos. Allí permanecieron hasta su traslado a Montevideo y repatriación a Alemania en 1946. Numerosos objetos pertenecientes al Graf Spee se encuentran en el museo del Cuartel Paso del Rey en Sarandí del Yí, en el Departamento de Durazno en Uruguay. Los marinos alemanes fueron repatriados desde Argentina y el capitán Langsdorff se disparó en la cabeza, en su cuarto de hotel en Buenos Aires, envuelto en la bandera de Alemania.
Entrevista de Hendaya
La reunión o entrevista de Hendaya, tuvo lugar en la estación de trenes de la localidad francesa de Hendaya junto a la frontera hispano-francesa el 23 de octubre de 1940 , donde Francisco Franco se entrevistó con Adolf Hitler, en presencia sus ministros de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer (España) y Joachim von Ribbentrop (Alemania).
Esta entrevista fue similar a la celebrada por Franco con Benito Mussolini en Bordighera (Italia) el 12 de febrero de 1941, aunque en este caso el interés de Mussolini por la participación española en la Segunda Guerra Mundial fue menor.
Durante el verano de 1940 y por iniciativa española se habían ido dibujando, por medio de contactos diplomáticos de alto nivel, las condiciones para una eventual participación española en la guerra. Las demandas territoriales sostenidas como punto de partida por ambas dictaduras para afrontar las negociaciones eran:
- Por parte de Hitler, la cesión de una de las Islas Canarias, una base naval en Mogador o Agadir y, al parecer, la isla de Fernando Póo.
- Por parte de Franco, además de la colonia británica de Gibraltar, Orán, Marruecos y Guinea, las tres, parte integrante del imperio colonial francés. Además se sugirió la posibilidad de tomar también el Rosellón francés.
Estas posturas parecían irreconciliables ya que para Hitler resultaba poco deseable estratégicamente enemistarse con Petain, por el desmembramiento del imperio francés y con Mussolini que podría ver, en una España excesivamente favorecida en las negociaciones, una competidora en sus propias ambiciones mediterráneas. Además, la estrategia de Franco era obtener el máximo de concesiones a cambio del mínimo de implicación en la guerra. Y es con el fin de aumentar la presión sobre Franco por lo que se acuerda la entrevista de máximo nivel en la ciudad vasco-francesa.
En cualquier caso no llegaron a un acuerdo, por lo que España no entró oficialmente en esta guerra. El movimiento más directo de apoyo al Eje se produjo en junio de 1941, cuando Serrano Suñer, enfrentado a presiones internas por sectores pro-nazis, promovió el envío de una división de voluntarios españoles en apoyo de Alemania en la invasión de la Unión Soviética. La voluntariedad de estos soldados ha sido puesta en duda. Probablemente la mayoría acudieron, inflamados por ideales franquistas e ideas antisoviéticas, aunque algunos soldados profesionales acudieron con ellos (e incluso cuando se presentaba un oficial voluntario solía arrastrar a toda su unidad con él). El armamento y uniformes fueron suministrados en su totalidad en Alemania. Fue conocida como División Azul, y operó principalmente en el frente central y en el de Leningrado.
Asimismo, existió una amplia tolerancia, incluso colaboración, ante la actuación de los agentes del Eje, principalmente alemanes, en España. Esta colaboración permitió a los ingleses efectuar la Operación Mincemeat, conocida por la novela y película El hombre que nunca existió para poder efectuar el desembarco de Sicilia con poca oposición alemana.
Masacre de Katyn
La masacre de Katyn, también conocida como la masacre del bosque de Katyn, fue la ejecución en masa de ciudadanos polacos (muchos de ellos oficiales del ejército, hechos prisioneros de guerra) por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. En el curso de la masacre, aproximadamente de 15.000 a 22.000 polacos fueron ejecutados en tres lugares de ejecución masiva durante la primavera de 1940.
El descubrimiento de las tumbas masivas por el Wehrmacht (ejército nazi) condujo a la rotura de las relaciones entre el gobierno polaco en exilio (con sede en Londres) y la Unión Soviética. La masacre fue empleada con fines propagandisticos por el régimen nazi, mientras que Stalin culpaba al régimen nazi de la autoría. No fue hasta 1990, bajo el régimen de Mijaíl Gorbachov, cuando se aclaró la responsabilidad de la Unión Soviética. Este hecho influencia hasta ahora las relaciones entre Polonia y Rusia.
Guerra de broma
Fue instituida como tal por el periodista Roland Dorgelès, cuando utilizó la expresión en un reportaje sobre el ejército aliado que esperaba la ofensiva tras la línea Maginot.
Pablo Picasso
Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM)
La Semana Roja
Brigadas Internacionales
En la Guerra Civil Española, las Brigadas Internacionales eran unas unidades compuestas por voluntarios extranjeros de 54 países de todo el mundo que lucharon junto al ejército leal a la República española frente al dirigido por el general Franco, que era ayudado por los ejércitos de Alemania e Italia.
En total, según los datos manejados por los estudios realizados en Estados Unidos por la Brigada Lincoln, llegaron a participar 59.380 brigadistas extranjeros, de los cuales murieron 9.934, aunque en realidad el total de militantes fue de 35.252, no habiendo nunca más de 20.000 hombres en total.
La nacionalidad más numerosa fue siempre la francesa, con una cifra cercana a los 10.000 hombres, gran parte de ellos de París. La mayoría no eran soldados, sino trabajadores reclutados por los partidos comunistas voluntariamente o veteranos de la Primera Guerra Mundial.
Su base se encontraba en el aeródromo de Los Llanos, en Albacete. Las Brigadas participaron en la defensa de Madrid en 1936, las batallas del Jarama, Guadalajara, Brunete, Belchite, Teruel, Aragón y el Ebro, siendo retiradas a partir del 23 de septiembre de 1938, ante la intervención extranjera del Comité de No intervención.
Las primeras operaciones de combate en las que participaron las brigadas número XI, XII y XIV fueron en la Batalla de Madrid a partir del 4 de noviembre de 1936 hasta febrero de 1937, durante la primera ofensiva del ejército nacional, que ocupaba ya Getafe y Leganés.
Con 1.550 hombres y mujeres (1.628 según los archivos soviéticos), se instaló el Cuartel General en la Facultad de Filosofía y Letras, siendo las unidades brigadistas muy activas en los alrededores de la Casa de Campo, enfrentándose al general Varela, en los accesos desde la carretera de Valencia, la defensa de la Ciudad Universitaria y los accesos a Guadarrama, en un amplio despliegue que los llevaba en algunas ocasiones a combatir en las puertas del mismo Getafe.
En la Batalla del Jarama, ofensiva iniciada para conquistar Madrid desde el sur por las tropas nacionalistas el 6 de febrero de 1937, se enfrentó la XV Brigada compuesta por unidades de rusos, norteamericanos y británicos fundalmentamente. Participaron en la contención de la ofensiva y capturaron prisioneros. Los enfrentamientos se alargaron hasta el día 27.
En la Batalla de Belchite de 1937 participaron las brigadas XI y XV. Durante la Batalla de Guadalajara iniciada por tropas italianas el 9 de marzo de 1937 para tratar de penetrar desde el norte en Madrid, las tropas republicanas se enfrentaban a un ejército de 30.000 hombres, 80 carros de combate y 200 piezas de artillería. En el escenario se encontraron combatiendo la XI y XII Brigada Internacional que sufrieron gran cantidad de bajas.
Batalla de Teruel. Invierno 1937-38. En esta ofensiva republicana, que tenía como intención desviar la presión nacionalista sobre el frente norte, participaron todas las BI, excepto la XIV. Debido a las sesiones del Comité de No Intervención, el gobierno mantuvo que serían sólo las tropas españolas las que lucharían, pero esto pronto se demostró como una mentira cuando el 7 de diciembre llegó la orden a la base brigadista en Albacete de que partiesen hacia Aragón.
Los brigadistas tuvieron también un importante papel en los grupos de guerrilleros que se infiltraron tras las líneas antes de la batalla para sabotear las comunicaciones enemigas. La reconquista de Teruel por parte de los nacionales en febrero del 38, costó, especialmente a la Brigada XI, un altísimo número de muertos.
El año 1938 se suceden los intentos para poner fin a la guerra civil desde los organismos internacionales.
La República era consciente de su debilidad, y Juan Negrín apuesta por un proceso de pacificación, emitiendo con ocasión del 1 de mayo de 1938 un posible acuerdo basado en trece puntos, entre los que se incluía la retirada de todas las fuerzas internacionales presentes en el conflicto. Esto se unía a una intensa labor diplomática, encabezada por Manuel Azaña en la que se mostraba a Francia y Gran Bretaña la conveniencia de tener un fuerte aliado en el sur ante los acontecimientos que se precipitaban en Europa tras la ocupación de Checoslovaquia por Hitler.
El Gobierno de la República comunicó oficialmente a la Sociedad de Naciones y al Comité de No Intervención su firme compromiso en la retirada de las Brigadas Internacionales el 21 de septiembre. La propuesta llegó al bando nacionalista, pero Franco comunicó que era tarde ya para cualquier acuerdo. De todas formas, el Gobierno de la República consumó el proceso de desmovilización esperando que la buena voluntad sirviera para que las potencias europeas presionaran a Franco.
El 23 de septiembre de 1938 los brigadistas vivieron su último día de combate, pero no sería hasta el 27 de octubre que los internacionales del Ejército del Centro y de Levante serían reagrupados en Valencia. Mil quinientos hombres. Al día siguiente ocurrió igual con los brigadistas de Cataluña, que fueron reunidos en Barcelona.
El ejército les brindó un gran homenaje bajo el lema:
"Caballeros de la libertad del mundo: ¡buen camino!"
El mayor de los homenajes que se les rindió, fue el desfile celebrado en Barcelona el 28 de octubre. Toda la ciudad amaneció con pancartas y carteles alusivos a las Brigadas Internacionales. Ante Companys, Azaña, Negrín, Vicente Rojo y más de 300.000 personas, los internacionales desfilaron por la Avenida 14 de abril, en un ambiente emotivo, con un histórico discurso de Dolores Ibárruri.
Hubo actos similares de homenaje en Valencia y Madrid. Tras un desfile en el que la gente los despidió con aplausos, llantos y cubriendo la calzada de rosas tras un espectacular despliegue de cazas republicanos los brigadistas estaban listos para partir.
La mayoría de los menos de diez mil brigadistas supervivientes a la guerra trataría de volver a sus países. Muchos de ellos no tendrían problemas (franceses, británicos, norteamericanos), pero otros muchos se verían con situaciones complejas: los italianos, alemanes, búlgaros y canadienses se vieron entre la espada y la pared. Formalmente eran expulsados de España pero, o serían detenidos en sus países al regreso debido al triunfo en los mismos del fascismo y el nazismo, o bien habían salido sin autorización. Algunos se refugiaron en casas particulares en Cataluña y otros pasaron ilegalmente la frontera francesa.
Mohammed Abd al-Karim al-Jattabi (Abd el-Krim)
Abd el-Krim era hijo de Abd al-Karim al-Jattabi –el orante- , un cadí, miembro del clan de los Ait Jattab que pertenecía a una noble familia llamada los boudchar, una facción de la poderosa tribu de los Ait Waryagar o Beni Urriaguel. De su padre, jefe del clan, recibió una educación religiosa tras lo cual fue enviado a cursar bachillerato español en Tetuán y Melilla, después estudió derecho islámico en la mezquita Qarawiyyin de Fez, y más adelante derecho en la Universidad de Salamanca.
Sirvió a la administración colonial española como traductor y escribiente de árabe en la Oficina Central de Tropas y Asuntos Indígenas en Melilla, donde también trabajó para el periódico El Telegrama del Rif, en el que escribía un artículo diario en árabe.
Aún joven fue nombrado cadí, y a la edad de 32 años, jefe de los cadíes. En 1915, ante las sospechas francesas de que colaboraba con los alemanes la apertura de un expediente dejó al descubierto sus verdaderos sentimientos contra el colonialismo. Fue enjuiciado y, aunque se dictaminó su absolución, el Alto Comisario se negó a ponerlo en libertad, permaneciendo encarcelado en el fuerte de Rostrogordo, de donde intentó fugarse, rompiéndose una pierna al descolgarse por la muralla.
No recobró la libertad hasta un año más tarde; el resentimiento provocado por la injusta condena le hace, al poco tiempo, retirarse a su cábila y comenzar a preparar la lucha contra el invasor. Para 1921 era ya el líder del movimiento anticolonial de Marruecos, y desde esa posición preparó la sublevación general del Rif; en Annual sus fuerzas derrotaron al ejército español, que se vio forzado a replegarse. Bajo el emirato de Abd el-Krim el Rif se organizó como territorio independiente.
Creó la denominada República del Rif, que no fue bien vista por los países europeos —con la excepción de Inglaterra, que contaba con razones estratégicas para avalar la decisión— por cuanto su finalidad era la expulsión de franceses y españoles del territorio rifeño y de todo Marruecos. Las potencias europeas se aliaron en su contra, y la contraofensiva conjunta, que comenzó el 8 de septiembre de 1925 con el desembarco de Alhucemas, bajo el mando del General Miguel Primo de Rivera, acabó con la derrota de la República en 1926.
Abd el-Krim, viendo insostenible su posición, se entregó a las tropas francesas.
Las autoridades coloniales convinieron su deportación a la isla de La Reunión, una posesión francesa de ultramar próxima a Madagascar. En 1947, tras lograr autorización del gobierno francés para su traslado a la metrópoli, escapó durante una escala en Puerto Saíd. El gobierno egipcio, encabezado por el rey Faruq I, le acogió como refugiado.
Desde Egipto encabezó el comité de liberación del Magreb árabe. En 1956, tras la independencia de Marruecos, rechazó la oferta del rey Mohammed V de regresar con honores a su patria. Murió en El Cairo en 1963, poco después de ver completa la descolonización del Magreb, tras la independencia de Argelia.
viernes, 13 de marzo de 2009
Sucesos de Casas Viejas
El 11 de enero de 1933 tuvo lugar en la localidad gaditana que actualmente se llama Benalup-Casas Viejas una revuelta protagonizada por un grupo de anarquistas de la CNT, con la intención de hacer la revolución para así conseguir llegar a organizarse sin gobierno, atendiendo a su ideología libertaria, destituyendo al alcalde e intentando tomar el cuartel de la Guardia Civil, donde se encontraban un sargento y tres números. Hirieron de muerte al sargento y a uno de los números.
Inmediatamente, enterado el Gobierno envió fuerzas de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto todos ellos al mando del capitán Manuel Rojas que entraron a tiros en el pueblo, incendiaron la casa donde se habían refugiado algunos de los dirigentes de la insurrección, entre ellos Francisco Cruz, conocido como "Seisdedos" que muere calcinado junto a otros vecinos al ser incendiada su choza por la Guardia de Asalto, y luego procedieron a una serie de detenciones: fusilando a participantes ,sospechosos, vecinos y a sus familiares (algunos de estos fueron asesinados tras sufrir tremendas torturas).
Conocidos los hechos en el resto de España, se produjo un gran escándalo periodístico y parlamentario.
Por 170 votos a favor y 130 en contra, las Cortes aprueban la creación de una Comisión de investigación sobre los sucesos el 24 de febrero. La comisión la forman Manuel Muñoz Martínez, Puig Ferrater, Gabriel Franco, Poza Juncal, Fernando González Uña, Jiménez Asúa, Miguel García Bravo-Ferrer, Lara, Botella y Casanueva. El 15 de marzo, la Comisión elabora un informe definitivo en el que reconoce la existencia de los fusilamientos. Sin embargo, el Gobierno gana una moción de confianza el 24 de marzo por 210 votos contra 1. No obstante, este hecho hizo perder mucha popularidad al gabinete Azaña y, a la larga, sería una de las causas de su caída en las elecciones de noviembre de 1933. El movimiento libertario, además inicia desde entonces un llamamiento social de rechazo hacia la autoridad republicana que cala profundamente entre las clases populares.
El periódico de la CNT describió los hechos como "Fue una razzia de mercenarios de la Legión en un aduar rifeño". Numerosos periodistas y militantes ácratas, entre ellos Ramón J. Sender y Francisco Ascaso, acudieron días después de los sucesos a la localidad a cubrir la noticia y solidarizarse con los vecinos represaliados.
En julio de 1934, 26 campesinos de Casas Viejas fueron juzgados por los delitos de posesión de armas de guerra y ejecución de actos contra las fuerzas armadas. Diez fueron absueltos y, de los restantes, uno condenado a 6 años de prisión, cuatro a 5 años, dos a 3 años, seis a 2 años y tres a 1 año.
En el año 2006, el Ayuntamiento de Benalup propone vender el solar donde ocurrieron los sucesos a una constructora para que construya un hotel de lujo, contra lo cual recibe la disconformidad de numerosos vecinos de la región.
La barraca
La Compañía Universitaria de teatro La Barraca fue creada durante la II República Española; sistema político instaurado el 14 de Abril de 1931, tras el abandono de sus funciones del rey Alfonso XII. El interés del nuevo gobierno por modernizar el país y vertebrar el sistema educativo español, propiciaron el inicio de las andaduras de la barraca en Julio de 1932.
Es la época donde se solapa la Generación del 27 en pleno florecimiento, con el Novecentismo de José Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez y José Bergamín. Algunos de estos intelectuales, como Gregorio Marañón, Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala, habían fundado antes de la institución del sistema republicano, la Agrupación al Servicio de la República, causa a la que se unen numerosos pensadores y creadores, y que es apoyada por el Ministerio de Cultura e Información Pública, creado en 1931 por la también nueva república.
A iniciativa de el Ministerio de Cultura e Información Pública se crea la compañía estatal de teatro universitario La barraca, de la que fueron nombrados directores Federico García Lorca y Eduardo Ugarte. Estos dispondrían de todos los recursos necesarios para producir, dirigir y adaptar algunas obras teatrales representativas del teatro clásico español, con el objetivo de presentar, en zonas rurales y de muy baja actividad cultural, interpretaciones modernas de dichos clásicos del teatro español.
Algunos de los miembros de La Barraca, además de los citados Ugarte y García Lorca, fueron los siguientes:
- Jacinto Higueras Cátedra
- Mª Carmen García Lasgoity
- Modesto Higueras Cátedra
- Isabel García Lorca
- Emilio Garrigues
- Julián Antonio Ramírez
- Arturo Saénz de la Calzada
- Luis Saénz de la Calzada
- Pilar Aguado Rodríguez
Además, se contaba con un grupo de colaboradores que no formaban parte de la compañía, como es el caso de Benjamín Palencia, pintor fallecido en 1980.
Desde su creación hasta el cese de sus actividades con el comienzo de la Guerra Civil Española se representaron un total de 13 obras de teatro en 74 localidades.
Los textos adaptados e interpretados fueron los siguientes:
- Entremeses , de Cervantes
- La vida es sueño (auto), de Calderón de la Barca
- El retablo de las Maravillas, Cervantes
- Fuenteovejuna, de Lope de Vega
- Fiesta del Romance
- Égloga de Plácida y Victoriano, de Juan del Enzina
- El Burlador de Sevilla, Tirso de Molina
- El caballero de Olmedo, Lope de Vega
A los que habría que añadir, otras obras dramáticas que también formaron parte del repertorio, como La Dama Boba, representada junto a El Caballero de Olmedo.
Federico García Lorca
Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, provincia de Granada, 5 de junio de 1898 – entre Víznar y Alfacar, ibídem, 18 de agosto de 1936) fue un poeta, dramaturgo y prosista español, también conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la llamada Generación del 27, es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Murió ejecutado tras el levantamiento militar de la Guerra Civil Española, por su afinidad al Frente Popular y por ser abiertamente homosexual.
Nació en el municipio de Fuente Vaqueros, Granada (España), en el seno de una familia de posición económica desahogada, el 5 de junio de 1898, y fue bautizado con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca; su padre fue Federico García Rodríguez, un hacendado, y su madre, Vicenta Lorca, maestra de escuela que fomentó el gusto literario a su hijo.
Desde la edad de 2 años, según uno de sus biógrafos, Edwin Honig, Federico García Lorca mostró su habilidad para aprender canciones populares, y a muy tierna edad escenificaba en miniatura oficios religiosos. Su salud fue frágil y no empezó a andar hasta los cuatro años. Leyó en su casa la obra de Víctor Hugo y de Miguel de Cervantes.
Como estudiante fue algo irregular. De niño fue puesto a la tutela del maestro Rodríguez Espinosa, en Almería, ciudad en la que residió con su familia entre 1906 y 1909. Inició bachillerato de vuelta a su provincia natal y abandonó la Facultad de Derecho de Granada para instalarse en la Residencia de Estudiantes de Madrid (1918–1928); pasado un tiempo regresó a la Universidad de Granada, donde se graduó como abogado, aunque nunca ejerció la profesión, puesto que su vocación era la literatura.
La ubicación meridional de Granada, donde se encontraba viva la herencia mora, el folclore, el oriente y una geografía agreste, quedaron impresas en toda su obra poética, donde los romanceros y la épica se funden de manera perceptible. Después de su madre, fue Fernando de los Ríos quien estimuló el talento del entonces pianista en favor de la poesía; así, en 1917 escribió su primer artículo sobre José Zorrilla, en su aniversario.
La España de García Lorca era la de la Edad de Plata, heredera de la Generación del 98, con una rica vida intelectual donde los nombres de Francisco Giner de los Ríos, Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno y, poco después, Salvador de Madariaga y José Ortega y Gasset imprimían el sello distintivo de una crítica contra la realidad de España.
Influyeron, además, en la sensibilidad del poeta en formación Lope de Vega, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Manuel Machado, Ramón del Valle-Inclán, Azorín e, incluso, el Cancionero popular.
En 1918 publicó su primer libro Impresiones y paisajes, costeado por su padre. En 1920 se estrenó en teatro su obra El maleficio de la mariposa, en 1921 se publicó Libro de poemas, y en 1923 se pusieron en escena las comedias de títeres La niña que riega la Albahaca y el príncipe preguntón. En 1927, en Barcelona, expuso su primera muestra pictórica.
En esta época frecuentó activamente a los poetas de su generación que permanecen en España: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, y sobre todo Buñuel y Dalí, a quien después le tributó Oda a Salvador Dalí. El pintor, por su parte, pintó los decorados del primer drama del granadino: Mariana Pineda. En 1928 publicó la revista literaria Gallo, de la cual salieron solamente dos números.
En 1929 marchó a Nueva York. Para entonces se habían publicado, además de los antes mencionados, sus libros Canciones (1927) y el Primer romancero gitano (1928), siempre su obra poética más popular y más accesible. A García le molestaba mucho que el público lo viera como gitano.
De su viaje y estancia en Nueva York surge el libro Poeta en Nueva York. En 1930 fue a La Habana, donde escribió parte de sus obras Así que pasen cinco años y El público. Ese año regresó a España, donde fue recibido en Madrid con la noticia de que su farsa popular La zapatera prodigiosa se estaba escenificando.
Al instaurarse la Segunda República española, Fernando de los Ríos fue nombrado Ministro de Instrucción Pública. bajo el patrocinio oficial, se encargó a Lorca la co-dirección de la compañía estatal de teatro «La barraca», donde disfrutó de todos los recursos para producir, dirigir, escribir y adaptar algunas obras teatrales del Siglo de Oro español. Escribió en este período Bodas de sangre, Yerma y Doña Rosita la soltera.
En 1933 viajó a la Argentina de la Década Infame para promover la puesta en escena de algunas de sus obras por la compañía teatral de Lola Membrives y para dictar una serie de conferencias, siendo su estancia un éxito: a manera de ejemplo, su puesta de La dama boba, de Lope de Vega, atrajo a más de sesenta mil personas. Entre este año y 1936 escribió Diván de Tamarit, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, que conmovió al mundo hispano, La casa de Bernarda Alba y trabajaba ya en La destrucción de Sodoma cuando estalló la Guerra Civil española.
Colombia y México, cuyos embajadores previeron que el poeta pudiera ser víctima de un atentado debido a su puesto de funcionario de la República, le ofrecieron el exilio, pero Lorca rechazó las ofertas y se dirigió a su casa en Granada para pasar el verano.
En esos momentos políticos alguien le preguntó sobre su preferencia política y él manifestó que se sentía a su vez católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico. De hecho nunca se afilió a ninguna de las facciones políticas y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos, por ninguna cuestión política. Tuvo una gran amistad con el líder y fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, muy aficionado a la poesía. El propio Lorca decía de él:
"...José Antonio. Otro buen chico. ¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo ni a mí me conviene que me vean con él”."
Se sentía, como él lo dijo en una entrevista al Sol de Madrid poco antes de su asesinato, íntegramente español.
"Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política".
Tras una denuncia anónima, el 16 de agosto de 1936 fue detenido en la casa de uno de sus amigos, el también poeta Luis Rosales, quien obtuvo la promesa de las autoridades nacionales de que sería puesto en libertad «si no existía denuncia en su contra». La orden de ejecución fue dada por el gobernador civil de Granada, José Valdés Guzmán, quien había ordenado al ex diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso la detención del poeta.
Las últimas investigaciones, como la de Manuel Titos Martínez, determinan que fue fusilado la madrugada del 18 de agosto de 1936, seguramente por cuestiones territoriales, ya que algunos caciques, muy conservadores, tenían rencor al padre de Lorca porque era un cacique progresista. En una entrevista al diario El Sol había declarado que «en Granada se agita la peor burguesía de España», y eso fue su sentencia de muerte. Federico García Lorca fue asesinado en el camino que va de Víznar a Alfacar, y su cuerpo permanece enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes con los cadáveres de dos banderilleros y un maestro nacional, ejecutados con él.
H. G. Wells envía el siguiente despacho a las autoridades militares de Granada:
"H. G. Wells, presidente Pen Club de Londres, desea con ansiedad noticias de su distinguido colega Federico García Lorca, y apreciará grandemente la cortesía de una respuesta."
cuya respuesta fue la siguiente:
"Coronel gobernador de Granada a H. G. Wells.-Ignoro lugar hállase D. Federico García Lorca.-Firmado: Coronel Espinosa."
Después de su muerte se publicaron Primeras canciones, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín.
Desastre de Annual
El 12 de febrero de 1920 el general Manuel Fernández Silvestre tomó posesión del cargo de Comandante General de Melilla. Con la idea de llegar hasta la bahía de Alhucemas, centro de operaciones de la tribus rifeñas más belicosas, en enero de 1921 empezó el avance para acabar con la escasa resistencia existente. La empresa era arriesgada, ya que los soldados españoles, en su mayoría procedentes de reclutas forzosas, estaban muy poco entrenados, mal pagados y alimentados, pésimamente armados (con fusiles y artillería pesados y anticuados) y peor calzados (abarcas y alpargatas), se desmoralizaban enseguida y tenían verdadero pavor a los rifeños. Había asimismo serios problemas de corrupción tanto a nivel de intendencia y oficialidad como entre la tropa, que vendía sus propios fusiles y municiones a los rifeños.
Sin embargo, entre mayo de 1920 y junio de 1921 Silvestre protagonizó un espectacular progreso, rápido e incruento: avanzó 130 kilómetros sobre el Rif en un total de 24 operaciones, estableciendo 46 nuevas posiciones sin apenas sufrir bajas;ocupó Tafersit, adelantó el frente hasta el río Amekrán y obtuvo la sumisión de las cábilas de Beni Ulixek, Beni Said y Temsaman, llegando a acuerdos con sus cabecillas, ofreciéndoles dinero a cambio de su amistad. Todos en España creían que por fin se alcanzaría la bahía de Alhucemas y finalizaría la sangría de Marruecos.
Pero tal ilusión pronto se derrumbó de manera cruenta. Silvestre había cometido el error de no desarmar a las tribus rifeñas cuya lealtad había comprado y precisamente por esto, extendió mucho más de lo prudente sus líneas de abastecimiento. Las fuerzas de la comandancia de Melilla se distribuyeron entre nada menos que 144 puestos y pequeños fuertes o blocaos, a lo largo de 130 kilómetros de zona ocupada, con una parte de ellos dedicados, además, a tareas puramente burocráticas. Los blocaos se situaban siempre aprovechando los lugares altos, pero pesar de que desde estas posiciones se podían dominar amplias zonas, normalmente no había agua, lo que obligaba a ir por ella con reatas de mulas periódicamente, a veces a diario. La distancia entre estos emplazamientos era variable, de 20 a 40 kilómetros, según el terreno, y con fuerzas tan repartidas no era posible hacer frente de manera eficiente a un ataque del enemigo. Las condiciones de los soldados, ya de por sí malas, eran pésimas en los blocaos. Los suministros escaseaban, durante el día hacía mucho calor y por la noche mucho frío. Las ratas y los piojos eran habituales en fortificaciones y campamentos.
Así las cosas, en mayo de 1921, el grueso del ejército español estaba en el campamento base instalado en la localidad de Annual. Desde allí Silvestre esperaba realizar el avance final sobre Alhucemas. Entre Melilla y este campamento había tres plazas fuertes separadas unos 30 km entre sí, y en torno a él un anillo formado por otros pequeños fortines, cada uno con una guarnición que variaba entre 100 y 200 soldados. En la costa se habían ocupado las dos posiciones de Sidi Dris, cercana a la desembocadura del río Amekrán, y Afrau, algo más a retaguardia.
Hasta este punto apenas se había disparado un solo tiro, aunque se guardaban las distancias con las tribus hostiles, y en las pequeñas escaramuzas que se producían apenas si hubo algunas bajas.
Decidido por el éxito, Abd el-Krim dirigió entonces sus tropas contra la posición costera Sidi Dris, a la que llegó la madrugada del día siguiente, 2 de julio. Sidi Dris fue asaltada durante 24 horas, siendo rechazados por la defensa realizada por el comandante Julio Benítez Benítez, que tuvo 10 heridos (él mismo incluido), por 100 rifeños muertos.
A pesar del fracaso de Sidi Dris, la toma de Abarrán demostró a los rifeños la vulnerabilidad de los españoles. Abd el-Krim no dudó en exhibir los cañones y el material tomados, convenciendo a los rifeños que unidos podrían derrotar a Silvestre y obtener un gran botín, de modo que en pocos días los efectivos de su harka pasaron de 3.000 a 11.000 hombres.
Silvestre, creyendo que se trataban de acciones aisladas, no adoptó ninguna medida especial. Ocupó en respuesta Igueriben el 7 de junio de 1921, manteniendo de ese modo una posición adelantada entre Izumma y Yebbel Uddia, con la idea de defender el campamento de Annual por el lado sur. Después marchó a Melilla, para entrevistarse con su superior, el Alto Comisario Berenguer, y solicitarle refuerzos, municiones, víveres para la población y dinero para comprar a los rifeños antes de iniciar la ofensiva final.
El 17 de julio Abd el-Krim, antiguo funcionario de la Administración española en la Oficina de Asuntos Indígenas en Melilla, al mando de la cabila de los Beniurriagel (Ait Waryagar), y con el apoyo de las tribus cabileñas presuntamente aliadas de España, lanzó un ataque sobre todas las líneas españolas.
Igueriben, guarnecida por 350 hombres al mando del comandante Benítez, el defensor de Sidi Dris, no tardó en quedar sitiada. El 17 de julio Abd el-Krim inició el asalto, y la posición cayó el 22 de julio. Durante cinco días, y a pesar del esfuerzo heroico de tres columnas de refuerzo, los españoles habían sido incapaces de auxiliar la posición de Igueriben, fracaso que hizo cundir la desmoralización entre las tropas de Annual.
Tras estos sucesos se concentraron alrededor del campamento gran cantidad de fuerzas enemigas, mientras que la moral del ejército español caía por los suelos. Al comenzar el asedio de Igueriben había unos 3.100 hombres presentes en Annual. Al cabo de dos días se incorporaron 1.000 más, y dos días después llegaron otros 900 de refuerzo. Así pues, el 22 de julio Annual acogía a unos 5.000 hombres (3.000 españoles y 2.000 indígenas), con una fuerza de combate de 3 batallones y 18 compañías de infantería, 3 escuadrones de caballería y 5 baterías de artillería. Sobre ellos iban a lanzarse unos 18.000 rifeños al mando de Abd el-Krim, armados con fusiles y espingardas.
El campamento de Annual disponía de víveres para cuatro días y municiones para un día de combate, pero carecía de reservas de agua. El general Silvestre, consciente de la imposibilidad de defender la posición, acordó con sus oficiales la evacuación del campamento. Sin embargo, a las 3:45 del día 22 llegó un mensaje de radio del Alto Comisario Berenguer, prometiendo la llegada de refuerzos desde Tetúan. Una hora más tarde el general Silvestre comunicó de nuevo a Berenguer y al Ministro de la Guerra su desesperada situación y su decisión de tomar urgentes determinaciones.
Al rayar el alba tuvo lugar una segunda reunión de oficiales, en la que Silvestre dudó entre la evacuación inmediata y la espera de la llegada de refuerzos. Las dudas se despejaron cuando se tuvieron noticias del avance de tres columnas rifeñas de unos 2.000 hombres cada una. Ante esta información, el general ordenó evacuar, anunciando su intención de replegarse a los fuertes de Ben Tieb y Dar-Drius, posición ésta última, que reunía las características para albergar gran cantidad de tropa y con el abastecimiento de agua muy fácil.
La retirada, cuidadosamente planificada, comenzó a las 11:00 horas: había dos convoyes, uno para retirar los mulos con la impedimenta, y otro para el grueso de la tropa, los heridos y el armamento pesado. Pero para entonces las alturas del norte, que dominaban los caminos de huida ya habían sido tomadas por los rifeños. La gran mayoría de los policías indígenas que las defendían se pasaron al enemigo, matando a sus oficiales españoles.
Algunos oficiales y unidades mantuvieron la calma y lograron ponerse a salvo con un número de bajas relativamente pequeño; pero en su inmensa mayoría los soldados salieron a la carrera y en completo desorden. El desastre pudo haber sido mayor si los Regulares al mando del comandante Llamas no hubiesen resistido en las alturas del sur. Ello dio tiempo a los huidos para pasar por el angosto paso de Izumar, evitando así una muerte segura a manos de los rifeños. Los Regulares se replegaron por escalones, retrocediendo monte a través en paralelo a la carretera, sin mezclarse con la riada de soldados en fuga.
Silvestre, que aún estaba en el campamento cuando comenzó el desastre, murió en circunstancias no esclarecidas, y sus restos nunca fueron encontrados. Mientras una versión dice que, al ver el desastre, fue a su tienda de campaña y se voló la cabeza, otra versión dice que fue abatido a tiros por los rifeños junto con el coronel Manella y varios oficiales que trataban de defenderse.
En las cuatro horas aproximadas que duró el desastre murieron un total aproximado de 2.500 españoles, a los que hay que sumar los ocupantes, 1.500 en total, de las posiciones de Talilit, Dar Buymeyan, Intermedias B y C, Izumar, Yebel Uddia, Mehayast, Axdir Asus, Tuguntz, Yemaa de Nador, Halaun y Morabo de Sidi Mohamed, todos muertos. Quedaron 492 prisioneros españoles de los que sobrevivieron 326 ,algunos de ellos fueron siendo liberados desde el comienzo de la misión de rescate llevada a cabo entre otros, por los miembros de la Delegación de Asuntos Indígenas Gustavo de Sostoa y Luis de la Corte Lujan; el resto fueron liberados finalmente en 1923, tras las negociaciones llevadas a cabo con Abd el-Krim por parte de Horacio Echevarrieta, a cambio de 80.000 duros de plata.
Finalmente, tras seis días de agotadora marcha, alcanzaron el campamento de Monte Arruit, una posición más difícil de defender pero más fácil de socorrer que Dar-Drius. Aquí, los 3.017 hombres de Navarro intentarían recomponerse, pero pronto Monte Arruit fue también cercado, y cortados sus suministros. El 2 de agosto cayó Nador, siendo su guarnición la única que, tras rendirse, fue respetada por los rifeños. Con la caída de esta plaza quedó sentenciado el destino tanto de Monte Arruit como de Zeluán, asediada desde el 24 de julio. Ésta se rindió el 3 de agosto, siendo los supervivientes asesinados, y los oficiales, el capitán Carrasco y el teniente Fernández, quemados vivos.
Navarro desistió de intentar una huida desesperada hacia Melilla, negándose a abandonar a sus heridos. Al agotamiento físico había que sumar la desmoralización de la tropa, en algunos momentos al borde de la insurrección, y la carencia de agua (sólo tenían los bloques de hielo que dos aviones dejaban caer sobre la posición). El 31 de julio una granada destrozó el brazo de Primo de Rivera, que fue operado sin anestesia, y murió el 5 de agosto por causa de la gangrena. Vistas las condiciones, el general Berenguer, Alto Comisario de España en el protectorado, autorizó la rendición formal el 9 de agosto, a pesar de que ese día llegó de la Península un refuerzo de 25.000 soldados. Los españoles salieron de la posición y amontonaron sus armas. Los heridos y enfermos comenzaron a alinearse en la puerta del fuerte, preparándose para la evacuación. Pero cuando se dio la orden de partir, los rifeños atacaron a los indefensos españoles. Sobrevivieron 60 hombres de los 3.000 que se refugiaron allí, y salvó la vida el general Navarro de casualidad. Tiempo después fueron canjeados. Los cadáveres quedaron insepultos hasta la reconquista de la posición.
Tan terrible derrota se saldó, según el expediente Picasso con 13.363 muertos (10.973 españoles y 2.390 indígenas), por sólo 1.000 rifeños. No obstante, las cifras seguramente fueron inferiores, ya que los registros eran a menudo hinchados para cobrar más soldadas y recibir más suministros. El comandante Caballero Poveda calculó el total de bajas españolas en 7.875 hombres. Indalecio Prieto calculó en 8.668 los españoles muertos o desaparecidos en octubre de 1921. Por último, Juan Tomás Palma Romero estimó en 8.180 los muertos o desaparecidos. En todo caso, había tanto muerto que se decía que, del segundo día en adelante los buitres sólo comían de comandante para arriba. A las pérdidas humanas se añadían las de material militar (20.000 fusiles, 400 ametralladoras, 129 cañones, aparte de municiones y pertrechos) y la destrucción de las infraestructuras (líneas férreas y telegráficas, hospitales, escuelas, cultivos, etc.) construidas con el dinero y el esfuerzo español a lo largo de 12 años.